"En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts´ui Pen, opta -simultáneamente- por todas..."

viernes, 21 de mayo de 2010

La doble vida de Verónica y la repetición infinita.

A mis alumnos del taller "El doble en la literatura y en el cine":

"Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías"

Jorge Luis Borges: "Ajedrez"

Hay películas que veo una y otra vez con sublime adoración. Como cuando era chiquita y exigía una y otra vez los mismos cuentos, las mismas historias. Papá, mamá o a veces la tía Delia no debían olvidar un solo detalle porque ese olvido podía ser fatal, tan fatal como romper la magia del encuentro con los gnomos y las hadas, con la inocente Alicia y el cruel Humpty Dumpty, o con la mancha de humedad en la pared que de pronto era monstruo o princesa, hada madrina o pirata, reina de corazones o conejo de frac corriendo con un reloj en la mano.
Pero el cine tiene unos tiempos que no son los de la literatura, mucho menos los de la narración infantil. Cuando se está en el cine, no hay vuelta atrás para volver a ver una escena; ni hay hastío, curiosidad o ansiedad que pueda hacer avanzar la historia hasta donde querríamos hacerla avanzar. Y quizás la magia esté precisamente ahí, en esa percepción de lo inmediato, en ese simulacro de mundo cerrado que parece que empieza y termina en ese preciso lugar, en ese milagroso momento de la instantaneidad.
Pero yo soy una lectora; soy una lectora aún, cuando voy al cine. Y la velocidad no me da tiempo para "leer", para leer de verdad: a falta de páginas en el cine, necesito el rewind y el flashforward, tal vez porque las buenas películas me devuelven a la nena que fui, la que no quiere moverse ni por un instante del lugar del placer. Quizás sea por eso (pero quizás no) que vuelvo una y otra vez sobre ciertas películas que, por un motivo u otro, me han devuelto aunque sea por un instante a ese lugar del placer, tal vez sea por eso (pero tal vez no) que hay escenas que me conmueven de la misma manera cada vez que las vuelvo a ver, como nos ha conmovido la piel de ese hombre la primera vez y nos sigue conmoviendo en el siempre nuevo y repetido rito del amor.
Hoy quiero mostrarles y comentar con ustedes dos escenas bellísimas de La doble vida de Verónica (1991) del director polaco Krzysztof Kieslowski: dos de las escenas más maravillosas que conozco no sólo por lo que se muestra sino por el modo en que se lo muestra que nunca es azaroso, nunca es porque sí.
Weronika vive en Cracovia y está comenzando una exitosa carrera como cantante. Tiene problemas con su corazón por lo que su salud no tiene la fortaleza que su carrera le exige. Véronique vive en París y es una modesta profesora de música que, a pesar de que también tiene problemas con su corazón, se hace estudios y se cuida como si algo o alguien le dictara qué es lo que tiene que hacer. Demás está decir que ambas (la bellísima Irène Jacob) son exactamente iguales y que se intuyen una a la otra como si fueran parte de un doble acto de creación. No voy a contar más, pero sería bueno que vieran la película antes de ver las escenas que les quiero mostrar. Los que ya la vieron pueden seguir conmigo acá. Los que no, vayan a verla que nos encontramos después...
En esta escena vemos a Weronika en su primera y última actuación frente a un gran público:


Es una escena sobre la que hay que volver, al menos una vez más, volver... Yo creo que si uno no vuelve sobre esta película la mayor parte de su belleza y de su significación queda a mitad de camino. Por ejemplo, ese maravilloso travelling cenital después de que Weronika cae, sólo puede “leerse” en relación con la escena del teatro de marionetas que veremos también juntos, más abajo. Pero primero estudiemos ésta un poco más detenidamente:
Plano general y fundido desde el negro: escenario... teatro lleno. Poco a poco se va haciendo la luz y los primeros acordes crecen junto con la escena. Cuando Weronika es la que mira, la angulación en picado (desde arriba) focaliza al público, al director o a la orquesta, pero, de pronto, es el director quien mira y la cámara focaliza a Weronika en contrapicado (desde abajo). Weronika está en la cima y crece junto con su voz para elevarse hasta alcanzar el clímax musical y narrativo de la escena. Cuando estamos extasiados con la orquesta, con el coro, con su voz (1) , con su imagen, con los ocres y amarillos convocados a escena para que ocurra la magia, entonces, la angulación desordenada junto con el silencio feroz que lastima nuestros oídos antes extasiados, nos hace volver a tierra. Escuchamos el golpe del cuerpo al caer y el plano fijo inclinado del piso de madera nos duele en el cuerpo.
Pero, entonces, el montaje, por oposición, nos transporta por el aire en ese travelling cenital que anticipa el vuelo de la otra que será la doble de su doble y que veremos en la más bella escena de la película acá abajo. ¿Quién mira desde ese vuelo sobre el teatro? ¡Dura tan poco el mirar del volar!... De inmediato, un encuadre inclinado nos confirma que Weronika ha muerto. Y entonces, el entierro, la angulación en nadir que, en clara oposición con el travelling cenital, nos coloca en el lugar de la muerte: las paladas de tierra son golpes que ciegan en el silencio. ¿los ojos que miran desde la tierra son los mismos que miraban desde el vuelo teatral? ¿Se puede en un instante pasar del cielo a la profundidad del pozo? Y las paladas de tierra taladran nuestros oídos. Es más que oscuridad y silencio: es su anunciación, su siniestro anticipo lo que nos cegará y nos dejará definitivamente sordos.
Y sin embargo, algo acaba de pasar sobrevolando el público... Aunque no es ella, la escena siguiente nos devolverá la imagen de Werónica haciendo el amor. Es Véronique desnuda que, de vuelta del orgasmo, se siente sumida en una infinita tristeza por una pérdida que no puede precisar: ¿la petite mort que anticipa la gran muerte?, ¿la vuelta al ser discontinuo después de la experiencia sexual de la continuidad en el par?, ¿o la caída en la soledad existencial, en la ahora plena conciencia de estar definitivamente sola en el mundo?

Veamos, ahora, la escena del teatro de marionetas: En el colegio donde Véronique enseña música llega un titiritero, Alexandre, con sus bellísimas creaciones:

Es ésta para mí una de las escenas más bellas que haya visto en el cine en toda mi vida.
La autorreferencia es evidente: el texto habla de sí mismo, pone en escena su propia producción: ¿No es acaso el titiritero/ escritor, que maneja los hilos de los personajes de la historia, el doble del director/ autor de la película que maneja los "hilos" de la filmación? ¿No es el público allí presente el doble de los espectadores de la película? ¿No es la representación que presenciamos un doble de la escena que analizamos anteriormente, la de la muerte de Weronika en la plenitud de su arte? Una artista, en este caso una bailarina, cae en plena actuación y por el arte de la magia, se transforma en mariposa: ¿No es acaso este vuelo la explicitación del travelling cenital de la escena anterior? ¿Se ha convertido también Weronika en mariposa como su doble de la ficción?
Ya cerca del final, Véronique despierta en la casa de Alexandre. El titiritero (¿el director?) está trabajando en una nueva obra que representará la doble vida de Verónica. Alexandre le muestra las nuevas marionetas en las que la chica se reconoce casi con tristeza:
-¿Por qué dos? -pregunta Véronique.
-Durante la función, las toco mucho -contesta Alexandre- se estropean.
¿Será que así funciona la trama de la Historia? ¿Será que no somos más que un boceto de una obra de arte por venir, un borrador de un futuro y lejano original, un repuesto por si nuestro doble se rompe?... ¿Cuántos borradores cada vez más perfectos habrá de nosotros? ¿Existirá en verdad algo parecido a un "original"? ¿Y el titiritero/ escritor no repite al director quien, a su vez, repite al Creador quien a su vez repite al Creador quien a su vez...? ¿Y así, una y otra vez, una y otra vez, infinitamente...?

Y sí... Hay películas que veo una y otra vez con sublime adoración. Como cuando era chiquita y exigía una y otra vez los mismos cuentos, las mismas historias...

Hasta la próxima.

(1) Una anécdota curiosa: El supuesto compositor barroco holandés que la Verónica francesa anota para sus alumnos en el pizarrón, el enigmático Van den Budenmayer, nunca existió en realidad. La música de la banda sonora de esta película pertenece al músico fetiche de Kieslowski, el genial Zbigniew Preisner. Durante mucho tiempo se mantuvo el mito de la existencia del compositor holandés cuya verdadera identidad se reveló recién a la muerte del director polaco y que aparece nombrado no sólo en esta película sino también en otras del mismo director.

12 comentarios:

pablo dijo...

LA ESCENA EN UN PUNTO ME PARECE UN TANTO MACABRA PERO POR SUERTE EL DIRECTOR BOS LLEVA ALOS OJOS DE VERONICA QUE IMPREGNAN LA HUMANIDAD NECESARIA PARA CAUTIVARNOS ,ALLI TODO TIENE SENTIDO ELLA CON SU MIRADA NOS GUIA AL EJE ,A ESE LUGAR QUE TAN BIEN MARCASTE EL TIRITITERO Y LOS HILOS DE LA VIDA,DEL MUÑECO SOLAMENTE? NO ,A QUE O A QUIEN ATAMOS LA NUESTRA

La Buena Pipa dijo...

Vos abrís el texto con Borges y yo no puedo no pensar en la querida "Lejana". Esa Lejana que completa a Alina reyes que " es la reina y" y que tiene frío porque su zapato en el puente de Budapest tiene un agujero en la suela y está casada con el pelotudo de Luis María que ha nacido para ser el títere de Alina y el pañuelo descartable de la Lejana.

En fin, los dobles están tan cerca qe a veces nos acostamos en la cama por la noche y a la mañana ya no conocemos a la del espejo.

Me encantó y me quedo con la concatenación de preguntas retóricas del último párrafo; tal vez alguna de ustedes las puedan responder cuando la Tía Laura se olvide para qué las hizo.

Besote.

Ah! Dice la Buena Pipa que no le rompas más los esquemas por un tiempo, dice que recuerdes que es MAYO y que además del Bicentenario, LLEGA LA CORRECCIÓN INTERNACIONAL!!!!!!!!!!!! BAH... YA LLEGÓ JUNTO CON EL CIERRE DE TRIMESTRE Y LOS PARCIALES.

Laura Esponda dijo...

Hola, Pablo!
Creo que lo macabro puede ser tan bello como lo excelso. Y sí, hay todo un juego de dobles, de espejos y de desvíos en esa mirada de Véronique hacia el titiritero... y todo un guiño de Kieslowski para que veamos el procedimiento, para que no nos dejemos engañar por la ficción, por la historia y veamos la técnica, el artificio que es lo que, en realidad, cuenta a la hora de hacer cine o literatura.

Nati: Precisamente en el taller trabajamos esta película en relación con "Lejana" de Cortázar: la misma intuición, la misma incompletud hasta con el lenguaje: ese juego de palabras que son los palindromas como "dobles" de las palabras y los nombres, también con la doble lengua (húngaro- español en Cortázar; polaco- francés en Kieslowski).
En cuanto a no conocernos en el espejo... bueno, vos sabés mejor que nadie cuántas habitan en mí y a las pocas que llevo cada vez que nos vemos... jaja!
Con respecto a la buena pipa, dice la tía Laura que NUNCA te va a dejar de romper los esquemas. EXTRAÑA QUE LA HAGAS REÍR!! y "es la reina y..." dice que siempre podemos inventar excusas para no hacer lo que queremos y tenemos que hacer. Y yo digo que te quiero y que te quiero escribiendo porque te hace feliz y no hay nada que me haga más feliz que verte feliz.
¡Y TODAS QUEREMOS EL REGRESO DE LA BUENA PIPA!

Lalibertad dijo...

Que bueno Laura!!, me encanta el artículo, destacar la importancia de la lectura, la valoración de la trama de significados que una obra de arte nos pone a disposición, del papel activo (y de la responsabilidad si se quiere) que le corresponde al lector-espectador frente a la obra, en un tiempo que empuja a consumir enlatados de fácil digestión, sin involucrarnos en el trabajo de la interpretación…sobre las preguntas creo sin dudas que el ego del artista, si es talentoso más, asume su rol de titiritero, director, Creador que manipula sus criaturas como bocetos siempre transitorios en su búsqueda de perfección. ¿Si así funciona la trama de la Historia? Si esa mayúscula refiere no a la historia de la película sino a nuestra Historia, la de cada uno…tomaría la idea de superación pero sin tautología y sin titiriteros; el don de la creación debería estar en nosotros, por lo menos en cuanto a qué hacer con nuestras vidas, pero sin hilos que nos manejen y sin modelos a alcanzar que ya estaban prefigurados. Un beso grande. Lali

Anónimo dijo...

hola profe. la peli no la vi pero estas escenas me gustaron mucho. Mi papa dice que estuvo muy bueno lo de la generacion de boludos (con perdon de la palabra) yo, en cambio lo estoy dijiriendo un poco porque la verdad me senti como un verdadero boludo.
un beso
Cristian

Anónimo dijo...

ups puse digiriendo con j. no me mate!! jaja y lo de sentirme como un boludo lo dije en broma eh
otro beso

Laura Esponda dijo...

Lali! La verdad es que las preguntas finales no son, en realidad, preguntas; ni siquiera están postuladas para preguntar por la verdad de nada. Son aperturas a diferentes caminos, como lo haría el viejo Borges, aperturas a caminos que se bifurcan infinitamente, sin interpretaciones ni respuestas, sólo posibilidades de la creación, más y más inventos, la maravillosa posibilidad de la ficción, la única que, en verdad, puede dar "respuestas"...
Cristian: no te pierdas la peli que es una joyita del cine. Creo que te gustaría con este puntapié para empezar a verla ya sabiendo algo de su trama, sobre todo porque no sos ningún "boludo", jaja.
Un cariño a tu viejo (a quien no conozco) pero bienvenida sea su participación en esta charla.
Y, entre nosotros, acá la ortografía puede pasar a un segundo plano.
Saludos!

Tomás dijo...

Profe:

soy de los que ya volverán, como se vuelve sobre Borges y sus paradojas (o tal vez no jaja) porque a que no sabe qué?

Ya la estoy bajando del ares :)

profe: siempre un deboto de su agenda cinematográfica.

Beso enorme y VIVA LA PATRIA!

PD: Vi "Ultimo tango en París" como me dijo .... ¿Qué decirle? Si pudiera casarme con esa película, lo haría :)

PDD: Tema del doble corazón

Manuela Fernández y Mayán dijo...

No ví la película, así que preferí tampoco mirar las escenas, pero si la recomendás vos, seguro es buena... confío ciegamente en que me va a gustar... la veré luego y prometo pasar de nuevo para poder comentar con fundamentos.

Te amo mami.

Laura Esponda dijo...

Manu, hijísima adoradísima: Te encantaría esta película. Estoy segura. ¿Para cuándo la continuación de ese blog?
Yo también te amo!!

Queridísimo Tomás:
Como te habrás dado cuenta (o te darás cuenta cuando veas la peli y leas el comentario completo) hay una mención a nuestro querido Bataille al que estoy releyendo gracias al proyecto personal sobre erotismo en el que estás trabajando y con el que estoy segura vas a brillar como en todo lo que hacés.
En cuanto a la Patria: Sí, que viva la Patria. Mi próxima entrega tal vez discurra sobre estos últimos festejos y el día después!
Saludos!

Tomás dijo...

Profe: terminé recien recién de ver la doble vida de Verónica. Y recién miro su firma donde me cuenta que está releyendo a nuestro adorado freancés que le confieso que lo estoy queriendo tanto, taaanto. Que bueno haberle dado ganas de leerlo y le agradesco mucho la fe que tiene en mí.
Con respecto a la película son dos escenas inevitablemente subyugantes. Todo, todo eso que dice en su comentario sobre la película nos sucede. Y me parece genial ese travelling sobre las cabezas de los espectadores luego de la muerte de Verónica en el concierto, como si el alma corriera a otra parte, a la parte que nos queda por ver (lo que "nos queda por ver" y aún "no vimos" ;)
Una frase que me va a quedar para siempre: "Estoy experimentando una extraña sensación. Siento que no estoy sola en este mundo". Me conmovió, mucho. Como si fuera raro no sentirse solo en el mundo.
La película en general no le diría que me encantó, pero desde el punto de vista estético no tiene nada de criticable. Tal vez algún día vuelva a verla, a relerla (esperando a caso encontrarme con un doble de la película que no conozco?) La música de la película es maravillosa, y gracias por el dato del compositor (es de la gama de Pauls este polaco, que le encanta inventar a los artistas?)
Ah, y me encantó el comienzo de la vida de la segunda Verónica con esa escena hermosa donde hacen el amor a partir de la mirada difusa como la de la esfera de vidrio recurrente durante la película. Me pareció un momento muy erótico. (Muy "Platón" esto de sentirse triste porque su doble se le muere en ese momento. Me gustó :)


Profe, siempre es un placer suscribirme a su agenda.
Beso grande!

PD: que se mejore.

Laura Esponda dijo...

A partir de la charla con mis alumnos del Segundo del Polimodal de la NES (uno no deja de aprender de sus alumnos) seguimos relacionando este filme con la idea de infinito, la autoconsciencia (la puesta en abismo) en el arte y, obviamente, con otros textos de Borges.
Pensemos en el dicho popular "Tirar la casa por la ventana". Imaginemos literalmente algo así: la casa saliendo por la ventana... ¿La ventana estaría dentro o fuera de la casa?
Pensemos también en la idea del conjunto de los conjuntos... ¿El conjunto de los conjuntos está dentro o fuera de ese conjunto? Para no hablar de la cinta de Moebius, esa figura que pone en crisis precisamente el adentro y el afuera...
En la película... ¿El titiritero está dentro o fuera de la vida de Verónica? ¿No es él quien por teléfono le devuelve la voz de su doble muerta? ¿No es quien le manda el elástico de la carpeta de su doble y la vieja caja de cigarros vacía? ¿Está siendo escrita Verónica al tiempo que vive? ¿Dónde, entonces, empieza la vida y termina la ficción o dónde empieza la ficción y termina la vida? ¿Existe, en verdad, un límite entre una y otra?
Me voy con Borges, como siempre:

"Temió que su hijo meditara en ese privilegio anormal y descubriera de algún modo su condición de mero simulacro. No ser un hombre ¡qué humillación incomparable, qué vértigo!
(...)
Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo."