"En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts´ui Pen, opta -simultáneamente- por todas..."

lunes, 22 de marzo de 2010

Presentación del libro "Pájaros rojos": Para que la Memoria les duela

"No hay nada más invisible que un monumento"
Robert Musil
"Hoy vi una mano helada
que mecánicamente movía
el reloj y cerraba los libros"
Graciela Pernas Martino

Con motivo de la conmemoración del Día de la Memoria, fui invitada en el día de hoy al Colegio Nacional de La Plata para ser oradora en la presentación del libro de dibujos y poemas Pájaros rojos de Graciela Pernas Martino, detenida desaparecida, secuestrada en su domicilio a los 20 años de edad junto con su marido, Julio Poce, en octubre de 1976.
Es la cuarta vez que, junto a la querida Ñeca, su madre, y Ayelén Oliva, una joven de 22 años que fue la primera que se propuso llevar a cabo este proyecto, presentamos el libro en diferentes ámbitos de la Cultura. Pero esta presentación fue, entre todas, la más especial. Tal vez porque Graciela fue exalumna del Nacional o porque fue compañera de clase de Gustavo Oliva, su actual director, que se emocionó con el recuerdo en el discurso de apertura del acto, o tal vez porque el público, adolescente en su gran mayoría, le hizo un huequito a Graciela, entre butaca y butaca, para invitarla a escuchar... No sabría precisar exactamente por qué, pero hoy pude sentir que Graciela estaba realmente allí, más presente que nunca en ese enorme salón de actos casi como si fuera una alumna más.
Tal vez colaboró también la presencia de su hermano, Pablo Pernas, que vive actualmente en España, de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, de Familiares y miembros de la APDH de La Plata, para que esta presentación se constituyera hoy y aquí en un verdadero acto de Memoria.
Participé en la gestación de este libro casi de manera casual y jamás pensé que el proyecto crecería y se multiplicaría de la manera en que lo hizo y en que lo sigue haciendo en este casi año y medio que ha pasado desde su primera edición: El libro ha sido declarado de interés cultural por la Legislatura porteña, el Ministerio de Educación de la Nación lo ha recomendado en los programas de las escuelas secundarias, el Ministerio de Educación de la Pcia de Buenos Aires se ha encargado de la edición y de su distribución en todo el país... Y más, todavía mucho pero mucho más...

Recuerdo que en su momento, escribí para la contratapa del libro: ""Hay dolores que han perdido/ la memoria y no recuerdan/ que son dolores", dice Graciela en uno de sus poemas como presagio revelador de este tiempo de memorias fracturadas..." Hoy ya no diría "fracturadas", hoy mejor debería decir ignoradas, vapuleadas, burladas, bastardeadas...
Hace unos días escuchaba a un conocido periodista de radio y televisión cuando le preguntaba a un colega otrora progresista, por qué era feriado el 24 de marzo, qué había pasado ese día... El otrora progresista colega muy seriamente y como si fuera lo más natural del mundo olvidar, le contestaba sin ninguna sorpresa esa pregunta que hoy, en esta coyuntura específica, no puede resultar más que una burla siniestra, porque... yo me pregunto: ¿qué comunicador que se precie de tal puede en el día de la Memoria perder de esa manera la memoria...? No, no nos engañemos, no es que pierda la memoria: el supuesto "olvido" de este supuesto comunicador no es en estos momentos para nada casual. En un tiempo en que los responsables de los más horrorosos crímenes de lesa humanidad están siendo juzgados y encarcelados, en momentos en que las Abuelas están recuperando nietos que se muestran felices por saber quiénes son, en momentos en que las mismas Abuelas continúan su lucha contra un sistema judicial que, aliado a los grupos económicos, les niega el derecho a saber quiénes son sus nietos, en tiempos como éstos, digo, no es para nada casual que salgan a la luz estos supuestos "deslices del olvido".
Porque la verdad es que la Memoria les duele y les duele porque es la única capaz de poner en evidencia la contradicción y el abuso, el ocultamiento y la mentira, la desinformación y la cretinidad... Para quienes tenemos Memoria, para quienes no vamos a dejar que nos la "desaparezcan" ni un periodista ni una radio, ni la dueña de una radio, ni el carnicero de la esquina, fechas como ésta representan un verdadero desafío a nuestra inteligencia y a nuestra creatividad.
Por eso y contra los que simulan olvidos, hoy, como les decía, la presentación del libro de poemas de Graciela Pernas Martino en el Colegio Nacional de La Plata fue un verdadero acto de memoria. Y cuando hablo de "verdadero acto de memoria" lo estoy oponiendo a otros supuestos actos de memoria que no hacen más que hacer crecer a pasos agigantados el olvido y la indiferencia y que formulan un pasado muerto, tal vez heroico, pero muerto al fin, obturado, sellado, que se recuerda porque es políticamente correcto recordar, porque se debe recordar. Quien obliga a la memoria provoca la más siniestras de las formas del olvido porque vuelve museo o convierte en monumento un hecho que fue esencialmente presente vivo, lo que hace es momificar el pasado, invisibilizarlo, borrarlo, volverlo rutina, dictado, lección: ¿qué más invisible que el Himno obligado en un acto escolar? ¿Qué más invisible que un acto escolar?
Con Pájaros rojos, en cambio, Graciela se presentó hoy en el Colegio Nacional de La Plata para devolvernos la memoria, la memoria de un pasado en todo su presente, la memoria del instante en que la voz que habla en estos textos ama, sufre, canta o reclama justicia, se angustia y tiene miedo, susurra, habla fuerte o grita a todo pulmón ... No es más que una voz en la que cualquiera de nosotros, en la que cualquiera de los adolescentes que estaban hoy presentes en ese salón de actos, puede reconocerse. ¿Cuántos de ellos escribirán poemas o cuentos o encontrarán en el dibujo o la pintura, en la escultura o en la música el modo de buscar y de encontrar su lugar en el mundo? Claro, no guardarán sus creaciones en una pequeña caja como Graciela, las guardarán en archivos de computadora o en blogs o en alguna nota de Facebook... Es cierto, los modos de producción y de almacenamiento han cambiado desde los tiempos de Graciela, pero lo que no ha cambiado, lo que de ninguna manera ha cambiado es la necesidad de expresarnos a través del arte. Y el arte es un lugar privilegiado para reconstruir la Memoria porque el arte nos mueve y nos conmueve, nos une y nos reúne y nos hace partícipes de un texto que aún no se acaba, que está en permanente construcción y en permanente presente, en constante proyección hacia ese futuro que comenzó hace tiempo ya.
Ahora que es tan fácil hablar de "violencia", ahora que se dice que es "violento" extraer de una vivienda un peine o un cepillo de dientes para saber la verdad, en que se ha banalizado la significación de esa palabra de manera tal que resulta "violento" obligar a un ser humano a conocer su identidad, los poemas de Graciela vienen a recordarnos la verdadera violencia, la de las vidas jóvenes cercenadas a golpes de picanas, la de los animales que se la llevaron a patadas, con toda la prepotencia de su ignorancia y de sus armas, un día de octubre de 1976.
Graciela tenía apenas 20 años.
Pasado mañana se cumplen 34 años del golpe cívico- militar más sangriento de la historia argentina. Que no sea una efemérides más del calendario escolar. Recordemos lo que somos capaces de recordar y traigamos nuestros recuerdos al día de hoy, porque el pasado ilumina nuestra mirada sobre el presente, y lo que seamos capaces de ver hoy será nuestro recuerdo de mañana. Que nadie nos diga qué debemos recordar ni qué debemos mirar. Miremos desde la razón y desde la memoria. Comprometámonos con ella. Resignifiquémosla.
Hagamos pues: Memoria.
Hasta la próxima.

domingo, 7 de marzo de 2010

Mujeres y lenguaje

Siempre me resultó problemático el 8 de marzo como el "Día internacional de la mujer". Por un lado, conmemora una masacre histórica de mujeres obreras y constituye un reconocimiento de la explotación y discriminación que el género femenino sufrió y sigue sufriendo desde siglos a lo largo y a lo ancho de todo el planeta; por el otro, en ese "reconocimiento" que se ha instaurado socialmente y tiene la misma importancia que el "día del amigo" o el tilingo e importado "día de los enamorados", una puede presentir el gesto paternalista del "macho" que te palmea el hombro y te dice desde su alta tarima: "Feliz día, muñeca".
Una vez más... las palabras y las cosas...

Por este tipo de paradojas, las mujeres tenemos con el lenguaje heredado una relación problemática que ha sido objeto de discusiones teóricas en todos los ámbitos de la cultura occidental(*).
Hay, muy (pero muy, tanto que me da vergüenza plantearlo de este modo) resumidamente, dos maneras de pensar la relación entre el lenguaje y el mundo. Podemos pensar que las palabras son re-presentaciones de las cosas o que las palabras son las cosas (En las letras de rosa está la rosa / Y todo el Nilo en la palabra Nilo). En la primera de las posibilidades el lenguaje no es más que un mero instrumento de comunicación, de nominación del mundo; en la segunda, el lenguaje es cuerpo y es memoria, es política y es identidad. Por eso, a la hora de pensarnos como sujetos del lenguaje y no como meros objetos, las mujeres nos encontramos frente a la paradoja de construir nuestra identidad en la tensión entre la necesidad de decir y la imposibilidad de hacerlo desde una palabra dictada que se siente como extranjera, como ajena al propio decir.
Este cuestionamiento profundo a los cimientos del lenguaje (que, desde otro lugar han cuestionado también las vanguardias de principios del siglo pasado como el creacionismo y el dadaísmo) es un debate que, a pesar del tiempo transcurrido, aún sigue dando que hablar: ¿Existe una percepción femenina diferente del modo de percepción masculino? ¿Esa diferencia de percepción determina de algún modo una "manera de decir femenina" que se diferenciaría del "modo de decir masculino"? Y es que a la hora de enfrentarnos al lenguaje heredado y, a través de él, a toda una cultura construida a través de siglos y siglos de dominación masculina, las mujeres sentimos que el lenguaje tal como nos atraviesa desde siglos, ya no nos dice, pero tampoco podemos ni sabemos cómo desprendernos de él. Y es por eso que nuestra identidad se construye en esa tensión permanente entre el decir y el no decir, entre el lenguaje y el silencio, entre la escritura y la página en blanco...
Una vieja consigna feminista de los setenta, "Alicia ya no", se constituyó en bandera de la lucha de género en honor a la película de Martin Scorsese Alicia ya no vive aquí (1974), en que una joven mujer salía al mundo con su hijo en busca de su identidad. Hoy, desde la problemática de género, las mujeres sabemos que "ya no" somos eso que la cultura construyó acerca de nosotras (Ya no somos las "muñecas" del "feliz día") pero también tenemos plena conciencia de que "todavía tampoco" sabemos muy bien qué somos ni encontramos cómo decirnos: nuestra identidad quizás se construye en la búsqueda, en ese límite entre el "ya no" y el "todavía tampoco".

Hay mucho por hacer, mucho por pensar, pero al menos ya hace tiempo que nos hemos dado cuenta. En ese "darse cuenta" está la clave para seguir sumando y seguir pensándonos desde nuestra percepción y nuestra concepción del mundo que no es (no tiene por qué ser) igual a la forma de percibir el mundo masculina. Construyamos nuestra identidad pues, no desde una engañosa igualdad de géneros, sino desde las diferencias: esa construcción nos permitirá valorar lo que somos por lo que hacemos y entender por qué debemos seguir exigiendo (ahora sí) la igualdad de derechos y obligaciones en todos los ámbitos de la cultura.
Los modos en que las mujeres han logrado sortear la prohibición y la censura a lo largo de los siglos cuenta con miles de maravillosos ejemplos que sería imposible detallar en este espacio. Como prueba de ello, mi homenaje en palabras de Galeano a una de las más creativas, tristes y poéticas de la batalla universal:

"Los pies de Yang Huani habían sido atrofiados en la infancia. A los tumbos caminó su vida. Murió en el otoño del 2004 cuando estaba por cumplir un siglo. Ella era la última conocedora del Nushu, el lenguaje secreto de las mujeres chinas. Este código femenino venía de tiempos antiguos. Expulsadas del idioma masculino que ellas no habían podido escribir, habían fundado su propio idioma, clandestino, prohibido a los hombres. Nacidas para ser analfabetas, habían inventado su propio alfabeto hecho de signos que simulaban ser adornos y eran indescifrables para los ojos de sus amos. Las mujeres dibujaban sus palabras en ropas y abanicos. Las manos que los bordaban no eran libres. Los signos, sí.”
Eduardo Galeano

Ahora sí: Feliz día para las mujeres y para los hombres que aman verdaderamente a las mujeres.
Hasta la próxima.

(*) La problemática oriental en cuestiones de género como las de otros tipos de sexualidades (homosexualidad, travestismo, transformismo, etc) son cuestiones pendientes aún en el debate teórico.