(Advertencia para las almas sensibles: Esta entrada contiene vocabulario soez)
A Manu Fernández y Mayán, indignada...
¿Sabés qué es lo que más detesto? Las publicidades pelotudas como la de Quilmes: “ ‘El marido de mi amiga le lleva el mate a la cama con una tostada y un jugo de pomelo’… ¿Está acá el marido de esa amiga?” No, pedazo de pelotudo, está cogiendo con la mujer que ama que, casualmente, no necesita “hacerle bolsa la tarjeta de crédito”, tiene la suya, la propia, porque trabaja, como él, como una hija de puta. Porque la “amiga” no precisa que “la lleven” a comer a ningún lado porque ella tiene piernitas fuertes para ir solita, si quiere, o con sus amigas. Pero, a lo mejor, no quiere ir solita o con sus amigas y entonces deciden juntos que pueden ir juntos a cenar afuera, al cine, al teatro… Juntos leen el diario los domingos a la mañana mientras desayunan en la cama. Sí, el desayuno que preparó él. Él, que no precisa sacarse la “original” cuando está con su mujer, su pareja, su compañera, su amor porque es libre de salir con sus amigos cuando se le canta el forro del culo, como ella, como cualquier ser humano que entiende que la pareja no es una cárcel, sino el “encuentro” (como le gusta a Quilmes) de dos personas que se aman y se respetan en su libertad. Y por eso, porque se respetan en su libertad, no necesitan tampoco “pisotear la intimidad” del otro, porque ni él es de ella ni ella es de él. Porque, ¿qué dice esa amiga? Esa amiga dice que no es la media naranja de nadie. Que él es una naranja y ella es otra. Pero no lo dice ella sola. Él también lo dice porque así entienden el amor.
“¿Está acá el marido de esa amiga?” No, imbécil. No, hipócrita de mierda, está viendo repuestos en Warnes, tranquilo, sin necesidad de que una pelotuda con cara de orto lo acompañe si no le interesan los repuestos; está leyendo Olé para enterarse la compra y venta de jugadores de Racing porque no necesita que ella le averigüe noticias sobre fútbol… Está yendo a visitar a su madre, con ella o sin ella, porque sabe que su mujer la adora a la suegra y no le importa que la comparen con ella.
¿Sabés qué es lo que más detesto? Que estas putas publicidades sigan transmitiendo estereotipos con los que muchas mujeres no nos identificamos ya más. ¿Por qué mierda no invierten los roles tradicionales anquilosados en el imaginario social y le hacen decir a las mujeres lo que dicen los hombres y viceversa? ¿De qué tienen miedo? ¿De que muchas mujeres se den cuenta de que el forro que tienen al lado es uno de esos que andan gritando pelotudeces en medio de un desierto virtual?
¿Sabés qué? Que se metan el igualismo en el culo.
Hasta la próxima.