El siguiente fragmento fue extraído del capítulo "Periodistas o
¿relaciones públicas?" de La tiranía de la comunicación de Ignacio Ramonet, un
periodista español establecido en Francia, director de Le Monde Diplomatique. Acá, Ramonet reflexiona y se
pregunta acerca de la especificidad del periodista en esta actualidad mediática cuando todos tenemos acceso a las redes sociales y a Internet y todos somos un
poco también "periodistas".
Si prefieren escuchar la lectura del capítulo completo en la voz
incomparable de Eduardo Aliverti, pueden hacerlo aquí
En el pasaje que se reproduce por escrito más abajo, Ramonet
reflexiona acerca de la responsabilidad tanto del periodista como de los
ciudadanos en relación con la información. También habla de la necesidad de que
el periodismo se analice a sí mismo, es decir, de que los trabajadores de la
comunicación sean objeto de crítica como cualquier ciudadano común. Espero, lo
disfruten:
"¿Qué les queda como especificidad a los periodistas? Es una de
las razones del sufrimiento de los media. Y, en particular, de la prensa
escrita. Los media que se desarrollan son los ligados a tecnologías del sonido,
de la imagen. E incluso cuando se sigue escribiendo, se hace sobre una
pantalla.
Los periodistas no constituyen un cuerpo homogéneo. Hay discrepancias,
debates. Es una profesión en la que hay que trabajar mucho hoy. Los periodistas
son además ciudadanos y consumidores de media en mayor medida que los demás, y
son muy conscientes de que estos problemas están planteados, y los discuten
permanentemente.
Hay una toma de conciencia, pero ¿se puede hablar de una
responsabilidad? ¿Se trata de responsabilidad exclusiva de los periodistas? Los
ciudadanos también tienen su responsabilidad. Pues informarse es una actividad,
no una recepción pasiva. Los ciudadanos no son simplemente receptores de media.
Es evidente que el emisor tiene una gran responsabilidad, pero informarse
supone también cambiar de fuentes, resistir a una versión si resulta demasiado
simplista, etc. No es muy complicado ahora llegar a la conclusión de que una
persona no puede informarse exclusivamente por medio de un telediario. El
telediario no está hecho para informar, está hecho para distraer. Está
estructurado como una ficción. Es una ficción hollywoodiense. Comienza de una
cierta forma, termina en un happy end. No se puede poner el final al principio.
Mientras que un periódico escrito puede comenzar a leerse por el final. Al
final del telediario uno ya ha olvidado lo que pasaba al principio. Y siempre
termina con risas, con piruetas.
La persona que se dice: me voy a informar seriamente viendo el
telediario, se miente a sí misma. Porque no quiere reconocer que se deja llevar
por su propia pereza.
El medio de comunicación no puede soportar por sí solo el esfuerzo que
requiere informarse. Sobre todo hoy, cuando la información es superabundante.
Pero hay dos opciones: o uno quiere informarse o quiere saber vagamente lo que
pasa. Y si se quiere informar tiene todas las posibilidades de hacerlo
recomponiendo las informaciones. No existen únicamente los periódicos, se
cuenta con las revistas, los libros. Pero eso supone la voluntad de hacerlo. Es
un trabajo.
[...]
Los medios de comunicación deben desarrollar, cada vez más, análisis
sobre su propio funcionamiento, aunque sólo sea para que sepamos cómo
funcionan, y para recordar que no están a salvo de la inspección, de la
introspección y de la crítica. Pero este camino se recorre de una forma relativamente
lenta porque resulta muy confortable juzgar a los otros sin ser juzgado."
¡FELIZ DÍA DEL PERIODISMO A TODOS AQUELLOS QUE TRABAJAN DÍA A DÍA PARA
COMUNICAR DESDE LA RESPONSABILIDAD Y EL COMPROMISO CON LA "REALIDAD"!