Robert Musil
"Hoy vi una mano helada
que mecánicamente movía
el reloj y cerraba los libros"
Graciela Pernas Martino
Con motivo de la conmemoración del Día de la Memoria, fui invitada en el día de hoy al Colegio Nacional de La Plata para ser oradora en la presentación del libro de dibujos y poemas Pájaros rojos de Graciela Pernas Martino, detenida desaparecida, secuestrada en su domicilio a los 20 años de edad junto con su marido, Julio Poce, en octubre de 1976.
Es la cuarta vez que, junto a la querida Ñeca, su madre, y Ayelén Oliva, una joven de 22 años que fue la primera que se propuso llevar a cabo este proyecto, presentamos el libro en diferentes ámbitos de la Cultura. Pero esta presentación fue, entre todas, la más especial. Tal vez porque Graciela fue exalumna del Nacional o porque fue compañera de clase de Gustavo Oliva, su actual director, que se emocionó con el recuerdo en el discurso de apertura del acto, o tal vez porque el público, adolescente en su gran mayoría, le hizo un huequito a Graciela, entre butaca y butaca, para invitarla a escuchar... No sabría precisar exactamente por qué, pero hoy pude sentir que Graciela estaba realmente allí, más presente que nunca en ese enorme salón de actos casi como si fuera una alumna más.
Tal vez colaboró también la presencia de su hermano, Pablo Pernas, que vive actualmente en España, de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, de Familiares y miembros de la APDH de La Plata, para que esta presentación se constituyera hoy y aquí en un verdadero acto de Memoria.
Participé en la gestación de este libro casi de manera casual y jamás pensé que el proyecto crecería y se multiplicaría de la manera en que lo hizo y en que lo sigue haciendo en este casi año y medio que ha pasado desde su primera edición: El libro ha sido declarado de interés cultural por la Legislatura porteña, el Ministerio de Educación de la Nación lo ha recomendado en los programas de las escuelas secundarias, el Ministerio de Educación de la Pcia de Buenos Aires se ha encargado de la edición y de su distribución en todo el país... Y más, todavía mucho pero mucho más...
Recuerdo que en su momento, escribí para la contratapa del libro: ""Hay dolores que han perdido/ la memoria y no recuerdan/ que son dolores", dice Graciela en uno de sus poemas como presagio revelador de este tiempo de memorias fracturadas..." Hoy ya no diría "fracturadas", hoy mejor debería decir ignoradas, vapuleadas, burladas, bastardeadas...
Hace unos días escuchaba a un conocido periodista de radio y televisión cuando le preguntaba a un colega otrora progresista, por qué era feriado el 24 de marzo, qué había pasado ese día... El otrora progresista colega muy seriamente y como si fuera lo más natural del mundo olvidar, le contestaba sin ninguna sorpresa esa pregunta que hoy, en esta coyuntura específica, no puede resultar más que una burla siniestra, porque... yo me pregunto: ¿qué comunicador que se precie de tal puede en el día de la Memoria perder de esa manera la memoria...? No, no nos engañemos, no es que pierda la memoria: el supuesto "olvido" de este supuesto comunicador no es en estos momentos para nada casual. En un tiempo en que los responsables de los más horrorosos crímenes de lesa humanidad están siendo juzgados y encarcelados, en momentos en que las Abuelas están recuperando nietos que se muestran felices por saber quiénes son, en momentos en que las mismas Abuelas continúan su lucha contra un sistema judicial que, aliado a los grupos económicos, les niega el derecho a saber quiénes son sus nietos, en tiempos como éstos, digo, no es para nada casual que salgan a la luz estos supuestos "deslices del olvido".
Porque la verdad es que la Memoria les duele y les duele porque es la única capaz de poner en evidencia la contradicción y el abuso, el ocultamiento y la mentira, la desinformación y la cretinidad... Para quienes tenemos Memoria, para quienes no vamos a dejar que nos la "desaparezcan" ni un periodista ni una radio, ni la dueña de una radio, ni el carnicero de la esquina, fechas como ésta representan un verdadero desafío a nuestra inteligencia y a nuestra creatividad.
Por eso y contra los que simulan olvidos, hoy, como les decía, la presentación del libro de poemas de Graciela Pernas Martino en el Colegio Nacional de La Plata fue un verdadero acto de memoria. Y cuando hablo de "verdadero acto de memoria" lo estoy oponiendo a otros supuestos actos de memoria que no hacen más que hacer crecer a pasos agigantados el olvido y la indiferencia y que formulan un pasado muerto, tal vez heroico, pero muerto al fin, obturado, sellado, que se recuerda porque es políticamente correcto recordar, porque se debe recordar. Quien obliga a la memoria provoca la más siniestras de las formas del olvido porque vuelve museo o convierte en monumento un hecho que fue esencialmente presente vivo, lo que hace es momificar el pasado, invisibilizarlo, borrarlo, volverlo rutina, dictado, lección: ¿qué más invisible que el Himno obligado en un acto escolar? ¿Qué más invisible que un acto escolar?
Con Pájaros rojos, en cambio, Graciela se presentó hoy en el Colegio Nacional de La Plata para devolvernos la memoria, la memoria de un pasado en todo su presente, la memoria del instante en que la voz que habla en estos textos ama, sufre, canta o reclama justicia, se angustia y tiene miedo, susurra, habla fuerte o grita a todo pulmón ... No es más que una voz en la que cualquiera de nosotros, en la que cualquiera de los adolescentes que estaban hoy presentes en ese salón de actos, puede reconocerse. ¿Cuántos de ellos escribirán poemas o cuentos o encontrarán en el dibujo o la pintura, en la escultura o en la música el modo de buscar y de encontrar su lugar en el mundo? Claro, no guardarán sus creaciones en una pequeña caja como Graciela, las guardarán en archivos de computadora o en blogs o en alguna nota de Facebook... Es cierto, los modos de producción y de almacenamiento han cambiado desde los tiempos de Graciela, pero lo que no ha cambiado, lo que de ninguna manera ha cambiado es la necesidad de expresarnos a través del arte. Y el arte es un lugar privilegiado para reconstruir la Memoria porque el arte nos mueve y nos conmueve, nos une y nos reúne y nos hace partícipes de un texto que aún no se acaba, que está en permanente construcción y en permanente presente, en constante proyección hacia ese futuro que comenzó hace tiempo ya.
Ahora que es tan fácil hablar de "violencia", ahora que se dice que es "violento" extraer de una vivienda un peine o un cepillo de dientes para saber la verdad, en que se ha banalizado la significación de esa palabra de manera tal que resulta "violento" obligar a un ser humano a conocer su identidad, los poemas de Graciela vienen a recordarnos la verdadera violencia, la de las vidas jóvenes cercenadas a golpes de picanas, la de los animales que se la llevaron a patadas, con toda la prepotencia de su ignorancia y de sus armas, un día de octubre de 1976.
Graciela tenía apenas 20 años.
Pasado mañana se cumplen 34 años del golpe cívico- militar más sangriento de la historia argentina. Que no sea una efemérides más del calendario escolar. Recordemos lo que somos capaces de recordar y traigamos nuestros recuerdos al día de hoy, porque el pasado ilumina nuestra mirada sobre el presente, y lo que seamos capaces de ver hoy será nuestro recuerdo de mañana. Que nadie nos diga qué debemos recordar ni qué debemos mirar. Miremos desde la razón y desde la memoria. Comprometámonos con ella. Resignifiquémosla.
Hagamos pues: Memoria.
Hasta la próxima.